Los corales de la brañera del lago Chao
MATÍAS DÍEZ ALONSO. Mitos y leyendas de la tierra leonesa.
Se baja ya a los prados del Fomo, San Salvador y la Fonfría y el río se hace torrentera y rugiente hasta caer en fuerte cascada al profundo pozo de la Fervienza. Allí hay que rezar un padrenuestro y dar un nudo a una rama por el alma de un cura que se accidentó cayendo desde el camino de La Braña al río cuando regresaba de la romería de San Bartolo.
La legendaria en Riolago.- Cerca del lago se halla la peña del Cuérrabo, donde la tradición cuenta existían las ollas de cobre llenas de monedas de oro, que un vecino sacó a flote cavando hasta conseguir su despegue de riqueza.
La imaginación popular afirmaba que a cincuenta pasos de la peña del Unió, que se parece a una yegua torda, allí se encuentra la cueva que guardaba el tesoro.
El teso es apropiado para asentamiento de un castro celta con su fano religioso de culto druida y al cristianizarse la comarca, donde existían los lugares de culto pagano, se instalaron devociones cristianas; aquí se levantó la ermita de San Bartolo, con romería en agosto, cuya imagen se halla hoy en la iglesia parroquial.
Los romeros subían a la ermita y bajaban al llano de la fuente de los Perdones, donde la romería se extendía a la venta de aperos de labranza y se comprobaban los «perdones» para obsequiar galantemente a las mozas.
El lago Chao tiene su pavorosa leyenda, la de la hermosa brañera burlada por unos facinerosos que remataron su obra tirando al lago el cuerpo de la moza.Por eso en los Sanjuanes las fuentes de Babia lloran corales, en recuerdo emotivo de la niña de Riolago que sufrió la felonía de los desalmados.
Nominación de Riolago de Babia.- El topónimo es de fácil interpretación ajustándonos al propio terreno. El río se aprecia de visu, con abundancia de caudal que vierte al Luna y su nacimiento aflora en un pequeño lago, que constituyen los elementos integrantes de su topónimo, el río y el lago. Son muchos los valles y los montes que contribuyen con altas aguas a engrosar este río. El lago Bustagil y el lago Chao se llevan la palma de su nacencia pero ayudan a potenciar su caudal los regatos que bajan de los grandes valles de Fontarente, los Machadones, la peña del Cuérrabo, la Peñouta rival opuesta a Peña Ubi-ña, las vegas de la Cienfuentes, el arenoso valle de las Párdiñas y las cuestas de Turganera.
Se baja ya a los prados del Fomo, San Salvador y la Fonfría y el río se hace torrentera y rugiente hasta caer en fuerte cascada al profundo pozo de la Fervienza. Allí hay que rezar un padrenuestro y dar un nudo a una rama por el alma de un cura que se accidentó cayendo desde el camino de La Braña al río cuando regresaba de la romería de San Bartolo.
La legendaria en Riolago.- Cerca del lago se halla la peña del Cuérrabo, donde la tradición cuenta existían las ollas de cobre llenas de monedas de oro, que un vecino sacó a flote cavando hasta conseguir su despegue de riqueza.
La imaginación popular afirmaba que a cincuenta pasos de la peña del Unió, que se parece a una yegua torda, allí se encuentra la cueva que guardaba el tesoro.
El teso es apropiado para asentamiento de un castro celta con su fano religioso de culto druida y al cristianizarse la comarca, donde existían los lugares de culto pagano, se instalaron devociones cristianas; aquí se levantó la ermita de San Bartolo, con romería en agosto, cuya imagen se halla hoy en la iglesia parroquial.
Los romeros subían a la ermita y bajaban al llano de la fuente de los Perdones, donde la romería se extendía a la venta de aperos de labranza y se comprobaban los «perdones» para obsequiar galantemente a las mozas.
El lago Chao tiene su pavorosa leyenda, la de la hermosa brañera burlada por unos facinerosos que remataron su obra tirando al lago el cuerpo de la moza.Por eso en los Sanjuanes las fuentes de Babia lloran corales, en recuerdo emotivo de la niña de Riolago que sufrió la felonía de los desalmados.
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