Pasado, presente y futuro de la flauta y el tamboril en Castilla y [en] León
Artículo publicado originalmente en Txistulari nº172, 1997/4, Pamplona txuntxuneroak por: Alberto Jambrina Leal (Consorcio de Fomento Musical, Zamora) y Carlos Antonio Porro (Fundación Centro Etnográfico "Joaquín Díaz", Urueña, Valladolid) Pamplona, 19-9-97
Introducción: (ámbito de estudio)
El ámbito de nuestro estudio conforma parte de lo que en otro trabajo más amplio referido a la implantación del instrumento en la península y las islas llamamos en su día, foco occidental. [ Ver: Jambrina Leal, A. y Cid Cebrián José Ramón: "La Gaita y el Tamboril", Diputación de Salamanca, 1989 pág. 15)] Si bien, geográficamente por los datos de campo que disponemos, además de las tierras de Castilla y León en este foco occidental hay que tener en cuenta que en solución de continuidad esta zona comienza un poco más al norte en las tierras de Cangas de Narcéa (Asturias), se adentra en el oeste en zonas portuguesas de Tras-Os-Montes, y se extiende hacia el sur en la Alta Extremadura cacereña, para proseguir posteriormente en el Alentejo portugués y las sureñas tierras de Badajoz y Huelva.
Noticias de un pasado culto
En el pasado, la flauta y el tamboril fueron reyes de la escena de la Música Tradicional, encontramos iconografías en los pórticos góticos de Toro (Sta. María la Mayor), y Catedral León en su portada izquierda arquivolta 1 dovela nº 8.
No en todos los casos, aparecen flautas de tres agujeros.
En la tipología que representa la flauta de una mano, mientras que con la otra el instrumentista tañe una campana, permanece la idea de la existencia de un bordón sobre el que ha de apoyarse la melodía, pero a la vez siempre yace un componente percusivo. Esta asociación parece que se desarrolló allá por el S. XIII en paralelo a la conjunción de flauta y tamboril tocados por una misma persona, la misma idea de bordón percusivo existe también en la utilización del salterio, ttun ttun o tambor de cuerdas, que como se verá más adelante también se utilizó en Castilla en la primera mitad del S. XVII
En efecto, la combinación instrumental de flauta y tamboril era frecuente entre los juglares del medievo como también lo atestiguan las representaciones de las Cantigas de Santa María que datan de mediados del S. XIII
Otra iconografía , ya en el S. XVI, se encuentra localizada en la fachada de San Esteban, en Salamanca. Se trata de una representación de un ángel tamborilero al modo de los "putti" del plateresco. La representación se halla junto a otros ángeles músicos y decoraciones de la época.
La cita literaria más temprana la encontramos en el libro Ars Musicae de Fray Juan Egidio de Zamora (1260) quien en una descripción del sonido del tympanum (tambor o atabal) anota que la diferencia de intensidad sonora entre la fistula (flauta) y el propio tympanum ha de ser tenida en cuenta si ambos se tocan conjuntamente.
Higinio Anglés en su obra La Música en la Corte de Carlos V recoge datos de ministriles tamborileros que sirvieron en la capilla de las infantas; de este modo, en 1539 había "tres maestros en dançar" y un Juan Sánchez "tamborino" (Simancas, Casa Real O y B, leg. 50, fol. 28). En 1549 hubo al servicio de la Señora Infanta Doña Juana un tal Sebastián Sánchez maestro en "avezar a dançar" y "tamborino" (Simancas, Casa Real, leg. 23).
De aquí podemos deducir que la importancia del tamborilero en la danza, incluso en sectores cultos, era fundamental, este personaje era considerado como "maestro de danzas" y tenía un puesto entre los servidores privilegiados de la corte de los reyes quienes además le asignaban un sueldo para adiestrar en las lides de la danza a sus infantes. En esta misma época tardo medieval y temprano renacentista sucedería que algunos juglares dejarían su vida nómada y se asentarían en determinadas localidades rurales para prestar sus servicios en cofradías, fiestas, romerías bailes de mocedad, etc.
Antonio Cea, en "Instrumentos musicales en la Sierra de Francia", recoge datos de tamborileros asentados en esta zona salmantina desde el S. XVI, en esta misma obra se recogen contratos en los que se reglamenta el trabajo del músico, así como el jornal a recibir, etc.
También encontramos referencias de la ligazón de la flauta y el tamboril a la danza y a la festividad del Corpus desde finales del S. XVI.
En Palencia en 1597, el regidor concierta una danza de ocho personas vestidas de turcos con todo tipo de aderezos "con puñales e broqueles e alfanxes ... que irán en la procesión desde la Iglesia Mayor por las calles de esta Ciudad hasta que vuelva a la Iglesia e irán danzando y haciendo lo demás necesario llevan un tamboril que les guie..." [ García Chico, E. "Las danzas del Corpus", en: Papeletas de Historia y Arte, 1951, citado por Carlos A. Porro Fernández en "Antigua presencia de la flauta de tres agujeros en Castilla" en (III Muestra de Música Tradicional <
Incorporamos datos recogidos por Carlos A. Porro en Castilla. En el pueblo segoviano de Abades y a través de la carta de obligación de Juan de Pablo se especifica que en 1613 "habría de hacer una danza de zapateado y toqueado de ocho personas con su tamboril y flauta" [ vid. Carlos A. Porro, nota 3]. Del mismo modo, en 1626 cuatro mozos, en nombre de los demás, se concertaban con Sebastián Salvador tamborino de Frechilla (Palencia), para que éste les enseñara a bailar en el espacio de un año, todas las fiestas y domingos dando lecciones en las que entrarían los bailes públicos, en la sala de la villa, o en otra parte. Cada domingo y día de fiesta, le daría de comer por su turno, un pupilo de entre los que aprendían a bailar, y el que no lo hiciese pagaría real y medio. El mencionado
tamborino tocaría el día del Corpus y otro a elegir, pagándolo la cofradía. También tocaría el día de S. Luis sin cobrarles nada, ya que lo pagaba el Marqués Don Luis de Zúñiga. Los domingos terceros de cada mes en que se decía la misa del Santísimo, daría dos vueltas por las calles del pueblo tocando la caja o el salterio, para avisar a los cofrades. [Francisco Herreros Estébanez, Historia de Guaza, citado por Carlos A. Porro]
Datos del siglo XVIII vuelven a corroborar parecido contexto ligado a las danzas y al Corpus Christi en Villarramiel (Palencia), Tiedra (Valladolid), en Adalia (Valladolid) para la cofradía de la Virgen de las Viñas entre 1683 y 1752. Lo mismo en Villanubla (Valladolid) entre 1773 y 1780. Torrelobatón, Pozal de Gallinas, Ceinos de Campos y Gallegos de Hornija (todos pueblos de Valladolid) [ Archivo del Obispado de Valladolid, Carlos A. Porro citas 8 al 16]
Pervivencia actual, lo que nos ha llegado
Hoy nos hallamos en los confines de las generaciones de tamborileros que lo fueron dentro del contexto de lo tradicional; en actualidad son mayores de sesenta años, no obstante se ha hecho un esfuerzo, nunca suficiente, por registrar su música en grabaciones, tratar de fijarlas gráficamente en partituras musicales y recoger mediante entrevistas con ellos parte de lo que fue su vida y cultura ligada a los instrumentos y al modo de vida tradicional.
Aunque dispusiéramos de un censo global de tamborileros afincados en el territorio que conforma la actual Comunidad de Castilla y León y la cifra cuantitativa pudiera parecer alta, esta distaría muchísimo de lo que debió suponer la población tamborilera hasta los años treinta del presente siglo. Tiempo atrás la tónica general en cualquier localidad rural consistía en que entre la mocedad al menos media decena de personas conocieran y practicaran la flauta y el tamboril, y que independientemente de esto existieran en el pueblo, uno o varios músicos tamborileros semiprofesionales.
Desde los años cuarenta se documenta una etapa de decadencia de aquella antigua situación, con la introducción de los manubrios y organillos primero, y las gramolas y sinfonolas después, que competirían duramente con sus aires importados de la capital, con el baile y los instrumentos tradicionales. Por si fuera poco, en algunas comarcas como por ejemplo en Aliste y Tábara en Zamora, la Armuña en Salamanca, Tierra de Campos en Valladolid, y el Cerrato en Palencia, surge un relativo auge de la dulzaina castellana con la reciente incorporación de las llaves que tocada junto a la caja y al bombo dotaban a esta formación de mayor dinámica musical, y la hacían más apta para adaptarse al repertorio de los bailes de salón demandados por la mocedad coetánea. De esta época también hemos recogido determinadas melodías de mazurca, tango, bolero adaptadas a la flauta y el tamboril y el curioso dato, que sin duda no sería aislado, que nos comentó el señor Juan "el colorao" de Ricobayo ( en Zamora), a quien le pasaban una hoja de la Sociedad General de Autores que debía rellenar indicando los títulos que tocaba con su flauta y tamboril para efectuar el baile.
Tamborileros en Castilla
Carlos A. Porro [op. cit. ] afirma "tan desconocido es en la actualidad el uso de la flauta de tres agujeros y de su inseparable tamboril en Castilla, en la vieja Castilla, como frecuente fue su toque en épocas pasadas, no demasiado alejadas de nuestro momento".
Efectivamente, la figura del tamborilero en la parte castellana de nuestra Comunidad está actualmente extinta, salvo un único instrumentista en Burgos, que acompaña a los gigantes de la capital en sus salidas a la calle con una flauta de cuatro agujeros que toca junto al tamboril.
En Palencia, en la comarca del Cerrato en la localidad de Valdecañas tocó hasta 1860 Gregorio Garriche, el "tío Garriche", natural del mismo pueblo, éste intervino con su música además en los pueblos de Venta de Baños y Palenzuela. Gregorio tuvo un funesto final al decidir terminar sus días ahorcándose en la localidad de Palenzuela. [ datos aportados por José Mª Silva Naveros, Palencia.]
Ya en nuestro siglo en Palencia Capital el "tío Mentiroso" tocaba en el barrio de la Puebla en las cofradías de S. Lázaro y en las danzas de palos hasta los años 40 de este siglo, fue pregonero del diario palentino. En Villamediana y Torquemada Gregorio de la Fuente "el tío Mariposo" fue tamborilero de los danzantes de ambas localidades.[ datos ofrecidos por José Mª Silva Naveros, Palencia.]
María Ángeles González Mena en: Revista de Dialectología y Tradiciones Populares 1978-1980 menciona que en Antigüedad (Palencia) en algunas ocasiones tocaron juntos al menos dos músicos uno con flauta y tamboril y otro con acordeón.
En Valladolid, los datos compilados por Carlos A. Porro, parecen confirmar la diferente consideración de los dulzaineros frente a la figura del tamborilero.
En Torrelobatón (Valladolid) en celebraciones de Águedas durante el S. XIX, tras años de persistencia del tamborilero, en 1871, se pagan ya 100 reales a los dulzaineros mientras que el tamborilero sólo venía cobrando 35. Entre 1872 y 1875 es el tamborilero Juan Almeida el que toca mientras que en 1878 de nuevo interviene la dulzaina, que sigue hasta 1883, último año en el que figura el tamborilero. En Peñaflor de Hornija, Máximo Mato "el tío Mato" intervino en las fiestas hasta 1920. En Ceinos de Campos un tamborilero procedente de Aguilar de Campos tocó hasta después de la Guerra Civil.
Es sintomático que en Burgos, al instrumentista de flauta que sale con los gigantes en el Corpus se le denomina el "chirola" lo cual denota una posible relación con la cultura del País Vasco, en esta ocasión la flauta es desmontable y de cuatro agujeros. Según comenta Carlos A. Porro, varias melodías de este intérprete figuran ya en el cancionero de Federico Olmeda (tres pasacalles, dos bailes y las mochadas) recopiladas a fines del S. XIX.
En la zona de las machorras, uno de los últimos intérpretes de flauta y tambor fue el señor Narciso, "el tocador" quien ejerció su oficio para los danzantes de Nuestra Señora de las Nieves hasta los años 60. Otro tamborilero de la zona existió en Villamartín de Sotoscueva, y otro más en Tamarón hacia 1930. Por último en la zona de la Ribera existió otro tamborilero como lo atestigua una fotografía que aparece en el libro de Justo del Río "Danzas Burgalesas".
Olmeda a principios de siglo ya se quejaba de que el pito y el tamboril pocas veces podía escucharse y que antiguamente estuvo muy en boga en toda España.
En Soria Carlos A. Porro comenta que en Noviales había cierta tradición de flauta y tamboril vinculada a la cercana localidad de Valverde de los Arroyos, ya en Guadalajara, el tamborilero de Noviales acudía el día de la octava del Corpus hasta que fue sustituido por otro tamborilero de Valverde, del cual desciende el actual intérprete Gregorio Mata Monasterio. Esta flauta es de cuatro agujeros y está realizada aprovechando el cañón de una escopeta. José Antonio Alonso Ramos [vid. bibliografía] comenta que a propósito de la semejanza de esta flauta con el txistu vasco "algunos autores aprovechan este dato para
vincular las danzas y el origen de este hermoso pueblo con repoblaciones vascas medievales" lo cual nos parece más que aventurado sin otro tipo de comprobaciones demográficas, etc.
Tamborileros en León, Zamora y Salamanca (pervivencia actual)
En la provincia de León, según datos aportados por Javier Emperador, la flauta pastoril o de tres "furacos" se denomina en la Maragatería, chifra, chifla y gaita; dulzaina y chifla en el Bierzo. Todavía puede escucharse en las comarcas de: Maragatería, Ribera Baja y Media del Órbigo, Bierzo, Ancares (escasa), Valle de Fornela, Valdería (escasa), Valduerna, Jamuz, Eria (escasa), Cabrera Alta y Baja y Cepeda (escasa).
La Provincia de Zamora ha sufrido un agostamiento cuantitativo, pero conserva gran parte de lo que debieron ser sus estilos interpretativos. Existe gran diferencia entre las zonas del norte: Aliste, Tábara, Carballeda y Valles de Benavente (más relacionada con los estilos de la Cabrera y la Maragatería leonesas) respecto a las zonas de la mitad sur (Tierra del Pan, Sayago y Tierra del Vino), con estilos propios, pero cercanos a las zonas de la Ribera y la Armuña salmantinas. Actualmente quedan algunos intérpretes en las comarcas de Aliste (escasa), Tierra del Pan (escasa), Sayago (en retroceso) y en la Tierra
del Vino, donde también quedan pocos intérpretes tradicionales.
Pueblos fronterizos como Moveros en Aliste (España), y Constantim en Tras-Os- Montes (Portugal) con sendos tamborileros nos dan la idea de que los toques trascendían lo que allí se llama "la raya", la frontera, y podían ser interpretados en ambos lados.
Una anécdota, como toque religioso para tocar en las misas en Constantim recogimos el Himno de Riego, que Virgilio Augusto Cristal probablemente oyera tocar a Ángel González el "tío París", de Moveros, o a algún otro tamborilero de la vecina comarca de Aliste, en Zamora.
La provincia de Salamanca es seguramente, junto con la de León, donde se registre mayor cantidad de tamborileros en activo; se conocen y conservan bastantes estilos y maneras de tocar los instrumentos que nos ocupan, pero sin duda también se vio afectada por el proceso de regresión del que hemos hablado.
Así hoy en día la "gaita" y el tamboril, que es como se conoce el instrumento en Salamanca en la nomenclatura de campo -el término "gaita charra" es de reciente acuñación-, se ha vuelto escasa en la Armuña, sufre una recesión en los Arribes, y se mantiene pero con tendencia a la baja en el Campo Charro. La Sierra de Francia, frente a otras zonas de la provincia conserva muchos intérpretes tradicionales de gaita y tamboril.
Aquí se conservan multitud de tradiciones musicales que permanecen vivas y en uso popular. El tamborilero resulta indispensable y vigente en tales celebraciones, así como en sus bailes en los que participa todo el mundo, aunque sin duda el panorama, ya no es lo que debió ser tiempo atrás. Esta zona es, a nuestro juicio, junto con la Maragatería leonesa, el núcleo tamborilero más importante de todo el occidente peninsular.
Los tamborileros serranos tienen un estilo de tocar muy particular que los diferencia claramente de los de otras zonas. El tamboril se lleva colgado, quizás por influencia militar, de una banda de cuero, a veces ricamente laboreada. La gaita, suele ser de grandes dimensiones y sus toques alegres y floreados, no siendo frecuente la utilización de pitos (gaitas de dimensiones pequeñas y sonido agudo). El tamboril suele estar muy tenso para que la baqueta, llamada porra, bote bien sobre el parche y se suele percutir en estilo recargado y brillante sobre todo en el ritmo de "picao". En algunos pueblos serranos como en La Alberca, en las solemnidades que interviene el tamborilero le acompaña a éste el alguacil del pueblo con la antigua caja del municipio o un tamboril, siempre percutidos con dos baquetas. La Sierra de Francia y otras zonas marginales como El Rebollar son el nexo de unión geográfica con otras comarcas como la de Las Hurdes cacereñas .
Los instrumentos: algunos prototipos
No hay un tipo único de flauta ni de tamboril. El grosor externo de la flauta suele ir en disminución desde la boquilla hasta los agujeros.
Las maderas más empleadas son: encina -corazón y ramas-, ázare, sanguino, fresno -sobre todo la raíz-, espinero, boj, madroñera, olivo, nogal, urz, enguelgue -que crece en las
riberas del Duero-, bárcea, y sahuguera (estas dos últimas maderas tienen una especie de médula blanda en el interior del palo con lo que resulta muy fácil realizar el taladro de
ahuecado).
Era tradición en muchos casos cortar estas maderas por el cuarto menguante de la luna en el mes de enero. Para su curación se solían enterrar en estiércol.
La flauta tiene las siguientes partes:
a) Boquilla: es la parte superior que ha de colocarse en la boca, se construye de madera, asta o metal; en ella hay que distinguir: la embocadura, el bloque o tapón, el canal de insuflación del aire, y el empeine, cortavientos o bisel.
La embocadura, o bocal: constituye la parte fina superior de la boquilla, comprende todo el casquillo superior hasta el comienzo del bisel; puede construirse de madera, pero en las flautas de la mitad sur de Zamora y las de Salamanca suele ser de hueso vacuno.
El bloque de madera va en el interior y en su sección plana delimita el canal conductor del aire. Antiguamente se hacía con madera de un arbusto conocido con el
nombre de escoba.
Los anillos que suelen tener las flautas se llaman virolas o encelgas, estos tienen misión ornamental y preventiva, pues impiden la abertura del instrumento cuando éste se
hincha y lo protegen de posibles golpes. Las virolas suelen ser de asta, cuernos de cabra y a veces también de metal.
En la zona norte de Zamora y provincia de León, por el contrario, las flautas suelen ser enterizas en madera torneada careciendo de virolas.
b) El cuerpo de la flauta: es el auténtico tubo sonoro, en su sección final aloja las tres perforaciones.
Los agujeros son los que modifican la columna de aire del interior del tubo y por tanto la altura del sonido. Son tres, dos colocados en la parte anterior y uno más en la
posterior.
En la afinación el sonido y el timbre de las flautas juegan diversos factores, desde las dimensiones de las diferentes partes de la boquilla hasta el diámetro y taladro del tubo, pasando por la distancia y el taladro de los agujeros, sin olvidar la longitud total del instrumento.
Agustín García Hernández quien trabajó en el taller de la diputación de Salamanca nos comentaba un curioso canon conocido como las <<>>:
La flauta tiene aproximadamente dos cuartas de longitud.
La distancia entre el extremo superior de la flauta y el comienzo del empeine o bisel, era de una falange corta del pulgar del constructor. Esta misma medida es la distancia entre agujeros y entre el último agujero y el extremo inferior de la flauta.
Algunos prototipos de flautas:
* Chifla maragata existente en el Museo de Instrumentos Tradicionales de Urueña (Fundación "Joaquín Díaz"), según ficha del Museo. El constructor es Toribio Alonso, de Lucillo, está hecha en madera de pino, de 47 cms. de longitud total y taladro interior cilíndrico 12 mms.; el bisel es rectangular y el aeroducto tiene sección en forma de
segmento circular. Se halla torneada y en el extremo inferior tiene un rebaje para colocar los dedos anular e índice y dotar al instrumento de una mejor sujeción.
* Flautas construidas por Manuel Pérez González y Manuel Pérez Becerro de Salamanca: en este taller se fabrican tres prototipos de 42 cms. la más grave, 40 cms. la más usual y 38 cms. la más aguda. En la flauta de 40, por ejemplo, la distancia entre el extremo superior y el empeine o bisel es de 6 mms., el bisel o cortavientos es de 12 mms. de ancho, los agujeros son de 9 mms. de diámetro y se sitúan a distancia de 30 mms. unos de otros, el inferior va a 30 mms. del borde inferior de la flauta, en el taladro interior Manuel emplea una broca cónica especial de 16 mms. a 12 mms. y 45 cms. de larga.
Afinaciones: Hasta el momento no ha habido un proceso de unificación o de estandarización, no obstante, en las flautas de León hay una tendencia hacia la escala de re
mayor que puede también dar un la mayor con 7º grado rebajado. (Sta, Catalina de Somoza, Aquilino Pastor). También encontramos la siguiente gama de sonidos: la, si b +, do # _(bajo), re, mi, fa # _, sol, la, si b +, do # _, re' (Val de San Lorenzo, Luis Cordero Geijo). Comporta esta escala sonoridades ambiguas o neutras en los grados 2º, 3º, y 6º.
En Salamanca y Zamora predomina esta otra escala: la, si b +, do, re, mi, fa, sol, la, si b +, do, re ' que nos da una escala de re menor, y una escala de la menor con el 2º grado rebajado. Es decir, transportados: lo que podrían ser un modo de LA=re, y un modo de MI= la (con el si b).
Recientemente en el taller de Manuel Pérez González se ha comprobado que una longitud de 39 cms. proporciona altura de sonido absoluto.
El tamboril:
Por lo que respecta al tamboril, se compone de una caja de madera o metal, que antiguamente era fabricada a partir de ahuecar un tronco de un árbol, o aprovechando la de algún tamboril del ejército. Actualmente se construyen con planchas de madera flexible o aprovechando bidones metálicos. Los parches, o "parchos" son de piel sobada de perro, cabra, oveja, ternera o corzo. Éstos se enrollan en dos anillos finos encajados y a la vez sujetos por otros aros más anchos que van atravesados por una cuerda que hace que se sujeten, son tensados con las castigaderas, que suelen ser de cuero. Una cuerda fina llamada bordón atraviesa uno, o ambos parches del tamboril, el bordón hace que el tamboril ruja o cercée cuando se percute. La baqueta para golpear se llama según las zonas: porra, porrilla, palillero, palillo o cachera.
Medidas de algunos tamboriles:
La tipología del tamboril puede presentar variaciones notables de norte a sur. En León, según José Luis Alonso Ponga, el tamboril se llama también caja y se hacía de un
tronco de nogal de unos 60 cms. de alto por 40 cms. de diámetro; el tamboril tiene unos aros metálicos donde se enroscan las pieles. Los aros exteriores que tensan las pieles suelen tener unos garfios por donde pasa la cuerda que tensará el tamboril, estos aros casi nunca sobresalen. Modernamente, en algunos ejemplares se utiliza para tensar las pieles un sistema de tornillos con mariposas similar al de los redoblantes.
En el taller de instrumentos de la Diputación de Salamanca, desgraciadamente hoy desaparecido, se utilizaban las siguientes medidas: caja o cuerpo de 35 cms. de diámetro por 25 cms. de ancho, se empleaba panel doble. El respiradero es un agujero que va en el centro de la caja; sirve para desahogar el aire desplazado en el interior. El brazalete o asa se construía de cuero, con hebilla. Los aros se hacían con madera de haya, de 4 cms. de diámetro y 1 cm. de ancho. Para tensar el tambor se empleaba cuerda de pita, unos 6 metros aproximadamente, y las agazaderas eran de cuero. Las pieles de cabra, y la porra se hacía torneada, de unos 35 cms. de longitud.
La técnica del toque del tambor varía considerablemente de norte a sur, en León y mitad norte de Zamora se emplea una técnica de golpeo plano y de abajo arriba, esto está favorecido porque los tamboriles no tienen aros que sobresalgan. Este particular golpeo se obtiene dejando la muñeca relajada y moviendo el antebrazo, con lo que se consigue un repicado contínuo sin que el tamborilero se canse.
En la mitad sur de Zamora y Salamanca abundan los ritmos con golpes acentuados a contratiempo: el charro y su familia, y los ritmos cojos o "aksak" sobre todo en Salamanca, la charrada y su gran familia (los picaos y perantones, etc.) Como sucede en Sayago (Zamora), hay gran maestría en el empleo de toques en el aro y además en Salamanca se utiliza el toque en distintos lugares del parche, obteniéndose una gradación dinámica y tímbrica bastante considerable.
Presente de la flauta y el tamboril
Junto a tamborileros tradicionales en activo, hoy encontramos en León, Zamora y Salamanca una generación de tamborileros "puente", que bebiendo de las fuentes
tradicionales y conociendo de cerca a las generaciones anteriores a la vez enseñan a tocar en distintas escuelas, asociaciones y otras entidades. Entre esta última generación se encuadra el que escribe estas letras.
Los métodos de enseñanza ya no son solamente orales sino que combinan otros recursos como algún sistema de partituras, grabaciones, etc.
En la provincia de León se han realizado algunas experiencias en el aula de Música Popular del Conservatorio de Ponferrada, el profesor encargado de ello fue Rafael Busto Ferrero a partir del año 1990, tras unos años de impartición, Rafael ha seguido dando clases de manera privada y de momento no se ha llegado a ningún acuerdo para impartir estas clases de una manera oficial y subvencionada.
En el Conservatorio de Música de Astorga se hizo alguna experiencia aislada durante el curso 89-90 realizada en esta ocasión por Héctor Luis Suárez.
Antonio Martínez "el jamonero", natural de Rabanal del Camino, desde varios años en Astorga realiza una labor de enseñanza encomiable tanto en el ámbito de la flauta y el tamboril como en el de las danzas de la Maragatería, desgraciadamente esta labor no es apoyada convenientemente desde las instituciones. Desde estas letras mi agradecimiento por las horas que me dedicó en la enseñanza del repertorio maragato que aprendí con él.
En Léón capital, desde el curso 94-95 existe una Escuela Municipal de Folklore en la que la flauta y el tamboril tiene su lugar, Javier Emperador y Jesús Bayón son los
responsables de la mencionada escuela y el encargado de las clases es José Javier,de Toral de Merayo.
En Zamora capital se creó la Escuela de Folklore del Consorcio de Fomento Musical en el curso 1.988-89 en la que se ha impartido flauta y tamboril desde su comienzo. Isabel Bernardo Carrascal, Antonio Martín Ramos, Pedro del Río Bermúdez, Isauro Manzano Cuesta, Jesús López Mediavilla y Alberto Jambrina Leal han sido tamborileros vinculados a estos nueve años de enseñanza en dicha escuela y en la provincia de Zamora. Las Aulas de Aliste y Tras-Os Montes fueron creadas en el año 1.991, también cuentan con la enseñanza de estos instrumentos. El Colegio Público comarcal Viriato imparte talleres de danza tradicional y de flauta y tamboril desde el año 1.989. La Escuela de Folklore de Ferreruela de Tábara funciona desde el año 1.994, y por último desde el año 1.995 se están impartiendo clases los veranos en Fariza de Sayago, para todo el alumnado de la zona.
Salamanca es la pionera en cuanto a la impartición de estas músicas e instrumentos, en el año 1.970 se creó la Escuela de Tamborileros de la Diputación, hoy Centro de Cultura Tradicional. Profesores de este centro han sido: Ismael Álvarez Muñoz, Isaías Hernández Marino, Agustín García Hernández, y Ángel Rufino de Haro "El Mariquelo", entre otros.
Existe también la Agrupación de Tamborileros de Salamanca presidida en actualidad por José Luis Gil Cacho.
A parte de estas entidades y escuelas, la flauta y el tamboril tienen su lugar dentro de los grupos de Folk, el más conocido sin duda es el grupo La Musgaña, que siendo de Madrid se basa en Música de Salamanca, Zamora y León. Enrique Almendros con su flauta y tamboril es el auténtico pilar donde se asientan una serie de melodías y ritmos sobre los que el grupo entreteje todo tipo de arreglos musicales.
Otras experiencias son las que están realizando Ángel Rufino de Haro "el Mariquelo" con varias grabaciones y composiciones para estos instrumentos. Agustín
García también ha colaborado con la cantante salmantina Rosa María y ha efectuado varias grabaciones. José Ramón Cid Cebrián tiene interesantes registros con temas del Campo Charro y la Sierra de Francia, así como también nuevas e interesantes composiciones para estos instrumentos.
En Zamora el grupo Habas Verdes desde sus comienzos en 1.987 viene incorporando la flauta y el tamboril como instrumentos de base. Otras experiencias son las
efectuadas por el dúo Tradinova, también de Zamora desde el año 1.991, este dúo vanguardista hace arreglos sobre temas tradicionales y también nuevas composiciones basadas en los instrumentos tradicionales que se mezclan con las nuevas tecnologías sonoras a partir de secuenciadores, samplers, etc.
En Zamora capital, la Asociación Tradición y música Popular también tiene una sección de músicos de flauta y tamboril.
El principal problema que tiene nuestros instrumentos para conjuntarse en otras formaciones musicales, es encontrar uno o varios prototipos que afinen con el resto de los instrumentos. El grupo La Musgaña lo resolvió rehaciendo alguna flauta hasta dar con la afinación apropiada, posteriormente y tras probar muchos ejemplares, Quique encontró otra flauta más que afina con el resto de los instrumentos. El dúo Tradinova, del que soy componente, no tiene ningún problema musical, pues los teclados actuales se adaptan perfectamente a cualquier tipo de afinación, no obstante, hay que realizar un trabajo entre los constructores para establecer uno o varios prototipos de flauta estables que puedan afinar entre sí, y con más instrumentos; todo esto, sin menospreciar en absoluto para el toque solista las gamas antiguas que dan a esta música su auténtico sabor tradicional.
Otro campo en el que también se han realizado experiencias ha sido el de la Música Antigua, Quique Almendros ha realizado grabaciones de varias Cantigas de Santa María dentro de la colección de Eduardo Paniagua y su grupo "Fror das Frores" que están muy bien concebidas desde el punto de vista musical y organológico. Recientemente Antonio Blanco, y Vicente Balseiro profesores de flauta de pico de los Conservatorios Profesional y Superior de Salamanca respectivamente se están interesando por el tema de la flauta y el tamboril, sobre todo en su vertiente histórica. En este sentido, es muy interesante el prototipo de flauta de tres agujeros renacentista con campana o pabellón construido por un artesano francés. Esta flauta es de afinación grave: Sol (los tres agujeros tapados), Do (los tres agujeros al aire, 440 Hz.) está construida -con indicaciones de Carles Mas-, a través de iconografías de la época por Marc Ecochard , Tonne, cidex 321, 16420 Vindelle, (cerca de Angoulème) Francia. [Telf: 07.33/ 45 21 49 18]
El futuro de la flauta y el tamboril
Es importante para una buena salud de estos instrumentos y sus estilos interpretativos en Castilla y León trabajar en distintos frentes:
1 Seguir con las grabaciones de los músicos tradicionales que aún viven.
2 Catalogar y transcribir esas melodías y ritmos.
3 Efectuar una labor pedagógica bien contemplada y apoyada institucionalmente.
4 Realizar un estudio en profundidad sobre la construcción de las flautas.
5 Llevar a cabo una buena difusión en nuevas grabaciones y actuaciones en directo.
6 Crear nuevas composiciones para flauta y tamboril así como arreglos musicales bien concebidos junto a otros instrumentos.
7 Rastrear en cancioneros de Castilla qué melodías serían propias de la flauta y el tamboril en esta zona donde se ha perdido su práctica. (En el trabajo de Carlos A. Porro se apuntan algunas melodías.)
8 Investigar en colecciones de Música Antigua e incorporar estos instrumentos junto al instrumentarium habitual de los grupos que se dedican a este estilo de Música.
Así pues, en el presente, ya se están marcando lo que puede ser el futuro de estos instrumentos y su pervivencia. Creemos que la flauta y el tamboril tiene un futuro asegurado pues son innumerables los alumnos que se hallan interesados en seguir tocando
estos instrumentos en las distintas escuelas y también muchas personas que se vinculan a distintas asociaciones y agrupaciones para seguir tocando la flauta y el tamboril. Los grupos de Folk van realizando su labor de difundir este tipo de sonoridad en los escenarios y en grabaciones, así como es interesante el realizar nuevas composiciones basadas en el lenguaje de ambos instrumentos. Por otra parte, algunos músicos de Conservatorio empiezan a reconocer el papel histórico que esta formación musical tuvo en la Edad Media y principios del Renacimiento, los datos recogidos de los archivos y libros de cofradías etc.,
no hacen sino corroborarlo.
Nota: esta ponencia ha sido realizada por Alberto Jambrina Leal, para el congreso: I Encuentro de Músicos de Flauta y Tambor celebrado en Pamplona-Iruña 18-20 septiembre, incorporando los datos inéditos de tamborileros en Castilla del trabajo de Carlos Antonio Porro Fernández.
Alberto Jambrina Leal, (Consorcio de Fomento Musical, Zamora) y Carlos Antonio Porro Fernández, (Fundación "Joaquín Díaz", Urueña, Valladolid)
Pamplona, 19-9-97
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