Del Reino de los Ástures al Reino de León

Según las crónicas Pelayo era hijo del dux Favila y se refugia en Asturias al producirse la invasión musulmana. El gobernador musulmán Munuza, que reside en Gijón, pretende a la hermana de Pelayo por lo que le envía a Córdoba como rehén, aunque escapa de allí en el año 717. Refugiado en los Picos de Europa, incita posteriormente a los ástures a rebelarse contra el invasor. Estos le nombran jefe y se refugian en el monte Auseva. La pretensión del gobernador musulmán de casarse con la hermana de Pelayo y el matrimonio de la hija de éste con el futuro Alfonso I, hijo del dux de Cantabria, nos sugieren que Pelayo podría ser hijo del dux de Asturia, y que todas estas alianzas matrimoniales buscarían la legitimidad de la nueva situación. En todo caso nace en los Picos de Europa el embrión de un nuevo estado, el Reino de los Ástures, cuya capital primera será Cangas de Onís.

Silo (774-783) traslada la capital a Pravia y consigue incorporar definitivamente la Galicia nor-oriental al reino por ser un gran propietario de esta zona. Más tarde, con Alfonso II (791-842) se producirá la integración pacífica del resto de Galicia, quedando el territorio gallego libre de razzias musulmanas y convirtiéndose su aristocracia en uno de los ejes vertebradotes de la vida social y política del reino, al tiempo que se produce el alejamiento de la zona oriental. La corte se traslada a Oviedo dando comienzo a la etapa denominada Regnum Obetense. En este periodo se produce el descubrimiento de la supuesta tumba del Apóstol Santiago, que tendrá una gran trascendencia política, ya que legitima para el reino norteño la creación de una Iglesia independiente de la de Toledo, con la que estaba enfrentada.
Alfonso III (866-910) consigue extender el reino más allá del Duero, repoblando Chaves, Braga, Oporto, Viseu, Coimbra, Castrojeriz y Burgos, y fundando las ciudades fronterizas de Zamora, Toro, Simancas y Dueñas. El territorio occidental de la meseta norte es repoblado por gentes procedentes del Bierzo y la Montaña, mediante un proceso basado en hombres libres y la concesión de fueros a villas y pueblos que supondrá la base del Derecho Consuetudinario leonés que ha pervivido hasta nuestros días y constituye parte esencial de la identidad histórica leonesa.

Entre los principales logros de los reinados de este periodo cabe citar los Fueros de León, la más antigua legislación territorial conocida relativa a la Reconquista, y que tuvo un amplio éxito a ser exportada a numerosas ciudades y localidades del reino. Asimismo, el Liber Iudiciorum o ley común general del reino visigodo, introducido por Alfonso II, tuvo una vigencia acentuada en el núcleo del Reino de León, es decir, Galicia, Asturias y León, que lo convirtieron en su ley general, mientras que en Castilla al parecer fue rechazado y se prefirió en su lugar el derecho de costumbre.

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