El Reino Olvidado

Este diario es la crónica de un país olvidado, el seguimiento de su huella histórica, cultural y artística en España y en Europa.

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Lugar: Bergidum, Asturia, Spain

ex gente susarrorum

lunes, abril 03, 2006

El dragón de La Gotera

MATÍAS DÍEZ ALONSO. Mitos y leyendas de la tierra leonesa.

Los testimonios escritos.- En los documentos del archivo de la basílica isidoriana publicados por el prior don Isidoro Viñuela, hijo de La Vid, hay uno que es una información jurada que hace el abad don Pedro de Zúñiga y Avellaneda, de fines del siglo XVI, refe­rente a la ermita de San Vicente de La Gotera que dice:
«... y que allí avía hecho una fragua y avía templado unas ciertas varras de yerro ardiendo y las avía echado al culebro, juntamen­te con unos flejos de lino y unos tocinos, y que estando todo junto lo avía tragado el dicho serpiente y que avía reventado, y que con la gran bramida que avía hecho los dos hermanos más chiquitos que avía dejado se avían pasmado y se avían muerto, y cuando él vino y los halló muertos, deter­minara volverse para su tierra de Tángere, y avía topado el Santo (se refiere a San Lorenzo) con una acémila la cual traía una piedra de alabastro a manera de munimiento, que la acémila no avía parado hasta donde ahora está la hermita fundada, que es una tierra muy alta y avía oído decir el testigo que la acémila avía señalado las herraduras en las dichas sierras, y ansí ha visto que llegan allí muchas gentes en romería por las fiestas de San Llórente y San Vicente y San Pelayo, y en otros días del año, y ría visto que las gentes que van a la Hermita beben del agua de la fuente que dicen de las Virtudes y alcanzan gran beneficio, lo uno porque dicen que la dicha fuente que está a un trecho de ballesta de la Hermita fue fundada de las lágrimas de los Santos peque­ños, que avían quedado quando el mayor fue a matar al culiebro».
Habla también el testimonio del abad de las ermitas que allí hubo; la primera armada con las costillas del cuélebre como armazón, la segunda como una ampliación de la primitiva que ya lleva unos arcos de monasterio y la última actual que ha llegado hasta nuestros días.

El relato de la leyenda.- La leyenda tiene sus matices en boca de las gentes, de generación en generación, contando la existencia del culebro o cuélebre en la garganta de La Gotera, que plantaba su barriga en el Bernesga y exigía una oveja diaria para alimentarse.
Un vecino de La Vid a quien le correspondía el turno de alimentar al culebro, que no tenía ovejas, se le exigió entregar a su hija pero la moza se encomendó a San Lorenzo, que estaba guerreando en Tánger.
Vino el Santo con sus dos hermanos más pequeños, Vicente y Pelayo, amasaron una torta con tierra carbonosa de sus pagos, cardenillo de cobre de La Profunda, unto de carro y se la dieron al culebro que se indigestó y así pudo matarlo con su lanza cuando abrió sus fauces al arrojarle desde la peña un feje ardiendo.
Los hermanos murieron asustados y les dio sepultura construyendo una ermita en lo alto de la Peña y allí un túmulo con el arca de alabastro que traía una acémila. Con las costillas del culebro fabricó el armazón de la ermita.
Efectivamente, allí están impresas las herraduras de la muía, en la roca viva y son siete, ese número cabalístico de culto a la fertilidad.

El ara romana.- La ermita es románica, de un tosco románico rural, con bóveda de cañón y puerta de hierro embutida en un arco románico. El templo es de una sola nave y en su centro hay un túmulo que guarda su misterio. Está encalado y dicen las gentes que nadie pretenda desconchar el túmulo y abrir el arca que hay en su interior porque cegaría instantáneo.
A los pies del túmulo hay una hermosísima ara romana, donde su hueco superior de sacrificios lo han aprovechado con una tapa de hierro para depositar por su ranura las limosnas dinerarias. El ara presenta una inscripción esculpida en la piedra que dice así:
DEIS E a los dioses de
OVEVNV Oveunu
JULIVS Julius
REBVRRVS Reburrus
VSLM Hace esta ofrenda con gusto por mérito. (Votum Solvit Libens Mérito)
Merece la pena que se abra el túmulo, que de seguro contiene los restos y quizá armas y ánforas del jefezuelo indígena Oveunu. a quien Julius Reburrus dedica el ara romana. Tuvo que ser un jefezuelo astur, porque si hubiera sido un jefezuelo romano los indígenas no hubieran respetado el túmulo.
El sepulcro es muy grande, de 2,25 metros de largo, un metro de ancho y 1,15 metros de alto. Por enriquecimiento de la cultura arqueológica y con los requerimientos legales cumplidos, debe ser abierto este túmulo.
El lugar, más que de culto sería de vigía y defensa militar; su difícil emplazamiento lo hace acreedor a ser puesto de observación militar.
Para ir a esta ermita hay que ascender por las cuestas de la campiña y la senda atraviesa un bosquecillo de robles. Hay que vadear un precipicio en la caliza y allí se contemplan impresas en la roca las siete huellas de las herraduras de la acémila. La ermita está emplazada en una verdeante campa. La fuente ya no existe; estaba en el valle que baja hasta la carretera y sus aguas se han canalizado para el pueblo.
Cuando se concluía la misa en esta ermita de San Lorenzo las mozas iban a la fuente a beber agua con la petaca del cura, porque la leyenda aseguraba que la que lo hiciera con fe se casaría durante el año.
La ermita se menciona en las Bulas del papa Alejandro III. de 1163 a 1176, que dicen que hay dos iglesias en La Vid, una en la villa y otra IN MONTE UBI JACET CORPUS CUUISDAM SANTI VICENTII.
En los muros de la ermita existe un pergamino colgado y expuesto al constante deterioro apreciándose su lectura que dicen ser el original, sobre concesiones de indulgencias por prelados para los devotos que visiten la ermita de San Vicente y San Lorenzo de La Gotera, la fecha es de 1598.
Si el turista no sufre vértigo, porque hay que pasar el precipicio, es encantadora la excursión a esta ermita y la majestuosa vista que ofrece el valle de Villasimpliz y Villamanín hacia el norte y el de Gordón al mediodía. Merece la pena contemplar estas panorámicas tan hermosas.