Federico y el maldito silencio
EMILIO GANCEDO
Diario de León 18/4/2006
Diario de León 18/4/2006
LO MEJOR de la por algunos muy denostada tertulia radiofónica de ayer por la mañana en la Cope, comandada por el simpar Federico Jiménez Losantos, fue sin duda alguna el silencio. En concreto, un pequeño silencio. Los silencios, por nimios que sean, se hacen enormes en la radio. Cuando las décimas de segundo sin voz ni sonido franquean una imperceptible frontera auditiva, el oyente siente que allí, al otro lado de las ondas, se ha producido un cierto momento de sorpresa, titubeo o confusión. Y ayer, uno de esos instantes de difusa perplejidad se adueñó del espacio cuando el periodista palentino Jesús Cacho informó en la tertulia de que, según había leído en la prensa regional , el nuevo estatuto de Castilla y León estudiaba «reconocer el hecho diferencial de León».
Y justo ahí se hizo fuerte nuestro pequeño amigo el silencio, más sonoro que cualquier bocinazo, el traidor y rebelde silencio que nos hacía partícipes del estupor causado en el estudio ante tamaña declaración.
Por eso, yo me quedo con ese silencio. No con la ironía, poco original, por otra parte, de Losantos, cuando inquirió a Cacho sobre cuándo se va a reconocer el hecho diferencial «de Palencia», ni con el fino humor de otros contertulios, que, entre risas, exigieron parecido reconocimiento a «Teruel» o al «barrio de Maravillas».
El hecho comprobable de que la leonesa es la única región española que, existiendo antes, haya dejado de existir con la llegada de las autonomías, es la única causa que a uno se le puede ocurrir para explicar una situación en la que gente, personas cultas, se supone, caigan en un silencio extraño cuando se les habla de León, como si en vez del Viejo Reino se nombrase a Kuala Lumpur. Eso es lo que está quedando de la historia y la identidad de León: el silencio.
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