Casas de tapial
el lugar
Todo lo que no sea Montaña, Bierzo, Maragatería o Cabrera (y no enteramente) es ámbito leonés propio para la arquitectura del barro, ya sea en su modalidad de tapial (barro y grijo continuo) o adobe (ladrillo de barro y paja cocido al sol).
Más de la mitad de la provincia de León está compuesta por suelos de aluvión, areniscas y arcillas con profusión de canto rodado, morrillo y grijo, materia prima natural para la construcción de tierra.
Sus primeros habitantes conocidos fueron los astures y están documentadas construcciones castreñas en barro, conocidas ya en esta zona durante la Edad de Hierro.
Los astures ocupaban territorios más o menos boscosos (robledales y encinares), dada su agricultura arcaica y poco extensiva.
Las repoblaciones medievales significaron en León una seria deforestación para alojar a una población expansiva y creciente en los primeros siglos de Reconquista. Los bosques fueron talados para roturar tierras cíe cultivo, proporcionar madera para la construcción y como combustible.
Las primitivas casas de los páramos, mesetas bajas y riberas cubrían su barro con techos de paja (aún visibles en no pocos pueblos hasta el pasado siglo).
Desde la Edad Media en estas zonas se da preferencia a un importante cultivo, la vid, que justifica la actual proliferación de bodegas.
Sus pobladores vivieron de una agricultura de secano y de un pastoreo ovino hoy seriamente menoscabado.
las casas
Las casas de tapial son las que ofrecen una mayor variedad de tipología, dada la diversidad comarcal y cultural en la que se levantan. En su manifestación cabe desde el caseto de labranza a la mansión solariega de las tierras del sur leonés, sin eludir la fortificación o el castillo (Toral de los Guzmanes).
La casa de barro compone, por lo general, pueblos pequeños. Sólo algunas cabeceras comarcales de las zonas de influencia del tapial superan los mil habitantes.
La casa de tapial se estructura en torno al corral (con su fuente, pila o pilón, abrevadero o pozo), alma de la misma, núcleo organizativo al que abocan las dependencias agrarias (cuadras, establos, cochiqueras, palomar doméstico, caedizo, caseto de horno y la propia vivienda). Tiene dos entradas: el portón carretal para entrar con carro al corral y la puerta de la vivienda (a veces contiguas ambas).
El zaguán (portal o portalada) es fundamental; desde él parten, a un lado, los accesos a la vivienda y, al otro, la entrada a establos, almacenes y al propio corral. Es bastante común la existencia de alguna ventana principal o balconada sobre el gran portón.
La planta baja, además de las dependencias agrarias y de ganado, se compone de cocina, comedor, sala y algún cuarto o almacén, trastero. La planta alta se destina a habitaciones y alcobas (en ocasiones ceden parte para la ampliación del pajar contiguo).
En el corral existe un cobertizo para resguardar carro, aperos, leña y alguna conejera o corte de ovejas. Al corral se orienta un corredor interior con solanera y balaustrada.
los materiales
El barro es sin duda uno de los materiales de construcción de mejores prestaciones térmicas (cálido en invierno, fresco en verano). Es, a su vez, el material más barato y el más disponible. Su resistencia en el tiempo está sobradamente demostrada.
Para el tapial se eligen tierras centenales (de cultivo), que se remueven y se preparan un año antes de utilizarlas a fin de que se meteoricen y les entre el "tempero".
Las paredes y muros de tapial se levantan sobre cimientos y una primera altura de canto rodado y morrillo que preserven de la humedad. A continuación se va alojando el barro entre dos "puertas" o tableros que sirven de encofrado. La segunda planta (hasta el siglo pasado las casas de tapial eran sólo de planta baja en su mayoría) ofrece dificultades para el muro de barro seguido y en ella se emplean los adobes, obtenidos con otro tipo de barro más arcilloso, pisado en charcales o cerca de manantiales. Se elaboraban con algo de paja y finalmente se cocían al sol.
La fábrica de barro aparece muchas veces a la vista, aunque lo propio era enfoscarla o cubrirla de barro con paja a paño seguido para protegerla de la lluvia y las heladas.
La utilización colectiva del barro conferían entonces a los pueblos una unidad estética y armónica, coherencia en su conjunto urbano (aún es posible verla hoy en algunos pueblos del Valdera-duey, Cea y Tierra de Campos o los Payuelos).
La madera para entramados, cubiertas y carpintería va del roble al chopo pasando por el negrillo (hoy desparaecido).
... y más
El barro es también el material de numerosas construcciones auxiliares en todas estas zonas. Entre ellas destaca por su belleza y su variedad tipológica el palomar.
Como complemento en su día fundamental en las casas de tapial sobresale el sistema arcaico de calefeacción denominado "gloria", excavada bajo la sala principal de la planta baja. Es, para entendernos, un horno u hornilla alargado que recorre y caldea la estancia. Su material combustible es paja, ramas menudas, "hornija" (hojarasca de encinar) y todo lo que pueda arder, leña incluida.
En algunos pueblos y casas particulares se conservan una arcaica modalidad de silo subterráneo. Se utilizó también comunalmente para preservar el grano de humedades (se elegían zonas de arcilla impermeable) o para esconderlo en tiempos de guerra o depredación.
En barro se levantan casetos de labranza o de vigilancia de cultivos, majadas y apriscos para el ganado ovino, hornos, fraguas, molinos y las propias iglesias parroquiales.
La utilización del barro por la nobleza no se remite sólo a la fortaleza de Toral de los Guzmanes. El rey Enrique IV construyó con este material su viejo palacio levantado y desaparecido en la calle La Rúa de la capital leonesa.
El adobe vuelve hoy a reclamar su espacio y su inmejorable condición constructiva. Actualmente existen fábricas de adobe en el norte de la provincia de Zamora.
alma del pueblo
En el principio fue el barro. Barro hoy todavía. La mitad del alma popular leonesa se ha levantado en tapial y teja cocida, adobe y grijo, la belleza de la misma tierra. Los pueblos se unen en espíritu y color al suelo del que viven. La belleza se escribe en esa unidad. En el fondo, el barro es también de lo que estamos hechos.
Todo lo que no sea Montaña, Bierzo, Maragatería o Cabrera (y no enteramente) es ámbito leonés propio para la arquitectura del barro, ya sea en su modalidad de tapial (barro y grijo continuo) o adobe (ladrillo de barro y paja cocido al sol).
Más de la mitad de la provincia de León está compuesta por suelos de aluvión, areniscas y arcillas con profusión de canto rodado, morrillo y grijo, materia prima natural para la construcción de tierra.
Sus primeros habitantes conocidos fueron los astures y están documentadas construcciones castreñas en barro, conocidas ya en esta zona durante la Edad de Hierro.
Los astures ocupaban territorios más o menos boscosos (robledales y encinares), dada su agricultura arcaica y poco extensiva.
Las repoblaciones medievales significaron en León una seria deforestación para alojar a una población expansiva y creciente en los primeros siglos de Reconquista. Los bosques fueron talados para roturar tierras cíe cultivo, proporcionar madera para la construcción y como combustible.
Las primitivas casas de los páramos, mesetas bajas y riberas cubrían su barro con techos de paja (aún visibles en no pocos pueblos hasta el pasado siglo).
Desde la Edad Media en estas zonas se da preferencia a un importante cultivo, la vid, que justifica la actual proliferación de bodegas.
Sus pobladores vivieron de una agricultura de secano y de un pastoreo ovino hoy seriamente menoscabado.
las casas
Las casas de tapial son las que ofrecen una mayor variedad de tipología, dada la diversidad comarcal y cultural en la que se levantan. En su manifestación cabe desde el caseto de labranza a la mansión solariega de las tierras del sur leonés, sin eludir la fortificación o el castillo (Toral de los Guzmanes).
La casa de barro compone, por lo general, pueblos pequeños. Sólo algunas cabeceras comarcales de las zonas de influencia del tapial superan los mil habitantes.
La casa de tapial se estructura en torno al corral (con su fuente, pila o pilón, abrevadero o pozo), alma de la misma, núcleo organizativo al que abocan las dependencias agrarias (cuadras, establos, cochiqueras, palomar doméstico, caedizo, caseto de horno y la propia vivienda). Tiene dos entradas: el portón carretal para entrar con carro al corral y la puerta de la vivienda (a veces contiguas ambas).
El zaguán (portal o portalada) es fundamental; desde él parten, a un lado, los accesos a la vivienda y, al otro, la entrada a establos, almacenes y al propio corral. Es bastante común la existencia de alguna ventana principal o balconada sobre el gran portón.
La planta baja, además de las dependencias agrarias y de ganado, se compone de cocina, comedor, sala y algún cuarto o almacén, trastero. La planta alta se destina a habitaciones y alcobas (en ocasiones ceden parte para la ampliación del pajar contiguo).
En el corral existe un cobertizo para resguardar carro, aperos, leña y alguna conejera o corte de ovejas. Al corral se orienta un corredor interior con solanera y balaustrada.
los materiales
El barro es sin duda uno de los materiales de construcción de mejores prestaciones térmicas (cálido en invierno, fresco en verano). Es, a su vez, el material más barato y el más disponible. Su resistencia en el tiempo está sobradamente demostrada.
Para el tapial se eligen tierras centenales (de cultivo), que se remueven y se preparan un año antes de utilizarlas a fin de que se meteoricen y les entre el "tempero".
Las paredes y muros de tapial se levantan sobre cimientos y una primera altura de canto rodado y morrillo que preserven de la humedad. A continuación se va alojando el barro entre dos "puertas" o tableros que sirven de encofrado. La segunda planta (hasta el siglo pasado las casas de tapial eran sólo de planta baja en su mayoría) ofrece dificultades para el muro de barro seguido y en ella se emplean los adobes, obtenidos con otro tipo de barro más arcilloso, pisado en charcales o cerca de manantiales. Se elaboraban con algo de paja y finalmente se cocían al sol.
La fábrica de barro aparece muchas veces a la vista, aunque lo propio era enfoscarla o cubrirla de barro con paja a paño seguido para protegerla de la lluvia y las heladas.
La utilización colectiva del barro conferían entonces a los pueblos una unidad estética y armónica, coherencia en su conjunto urbano (aún es posible verla hoy en algunos pueblos del Valdera-duey, Cea y Tierra de Campos o los Payuelos).
La madera para entramados, cubiertas y carpintería va del roble al chopo pasando por el negrillo (hoy desparaecido).
... y más
El barro es también el material de numerosas construcciones auxiliares en todas estas zonas. Entre ellas destaca por su belleza y su variedad tipológica el palomar.
Como complemento en su día fundamental en las casas de tapial sobresale el sistema arcaico de calefeacción denominado "gloria", excavada bajo la sala principal de la planta baja. Es, para entendernos, un horno u hornilla alargado que recorre y caldea la estancia. Su material combustible es paja, ramas menudas, "hornija" (hojarasca de encinar) y todo lo que pueda arder, leña incluida.
En algunos pueblos y casas particulares se conservan una arcaica modalidad de silo subterráneo. Se utilizó también comunalmente para preservar el grano de humedades (se elegían zonas de arcilla impermeable) o para esconderlo en tiempos de guerra o depredación.
En barro se levantan casetos de labranza o de vigilancia de cultivos, majadas y apriscos para el ganado ovino, hornos, fraguas, molinos y las propias iglesias parroquiales.
La utilización del barro por la nobleza no se remite sólo a la fortaleza de Toral de los Guzmanes. El rey Enrique IV construyó con este material su viejo palacio levantado y desaparecido en la calle La Rúa de la capital leonesa.
El adobe vuelve hoy a reclamar su espacio y su inmejorable condición constructiva. Actualmente existen fábricas de adobe en el norte de la provincia de Zamora.
alma del pueblo
En el principio fue el barro. Barro hoy todavía. La mitad del alma popular leonesa se ha levantado en tapial y teja cocida, adobe y grijo, la belleza de la misma tierra. Los pueblos se unen en espíritu y color al suelo del que viven. La belleza se escribe en esa unidad. En el fondo, el barro es también de lo que estamos hechos.
3 Comments:
gracias por el post, lo he disfrutado muchisimo. De hobbie investigo en arquitectura de barro, asi ke me ha encantado.
regards
dr.nono
Muy interesante,soy un joven andaluz que está pensando seriamente fabricar su casa en superadobe o barro,aún no estoy seguro.Pero tengo que decir que publicaciones como esta me animan aún más a encontrarme con nuestros antepasados y volver a vivir como antiguamente de un modo más vinculado con el medio natural.
Gracias
puedo utilizar la foto que es como dibujo de la casa de tapial para un folleto turistico, para explicar y dar elemplo sobre la arquitectura con tapial.
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