El Reino Olvidado

Este diario es la crónica de un país olvidado, el seguimiento de su huella histórica, cultural y artística en España y en Europa.

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ex gente susarrorum

lunes, mayo 15, 2006

Huellas mitraicas en León

JOSE MARÍA MERINO

Publicado en la Crónica 16 de León y tomado de Silva Leonesa

Las "figuras caprichosas" de San Isidoro
Estimulaban mi imaginación de niño ciertas refe­rencias legendarias de las iglesias leonesas: el topo y el sancristobalón, en la Catedral; el ventanuco de la celda donde, según me aseguraba mi padre, había estado encerrado Quevedo, en San Marcos; el arcón en que había venido volando desde tierra berberisca un piado­so hijo de Villamañán, cargado con sus cadenas de cau­tivo, en el santuario de la Virgen del Camino.

De San Isidoro me fascinaban el hermoso gallo dorado de la veleta -con los años pude descubrir que su forma repite fielmente el modelo del gallo céltico clásico, cuya imagen más conocida se conserva en el Museo de Antigüedades de Saint-Germain-en-Laye-, y el zodíaco incrustado en la fachada principal, sobre el famoso "tímpano del Cordero".

En aquel tiempo las figuras del zodíaco no se habí­an popularizado como lo han hecho luego, a través de los horóscopos de la prensa diaria, y eran para mí los signos más misteriosos de aquella gran portalada, pues enseguida supe que se trataba de las representaciones simbólicas de las constelaciones, y su presencia entre la iconografía religiosa tradicional me resultaba, instintivamente, un enigma que se hizo mayor conforme fueron pasando los años, al considerar que tales imá­genes podían relacionarse mejor con el mundo pagano que con el cristiano.

En el volumen quinto de La España Románica, del que es autor Antonio Viñayo, este buen estudioso y conocedor de la basílica juzga tales figuras pertenecientes a la obra escultórica de la iglesia de Fernando y Sancha, precedente inmediato del actual edificio, que con otras imágenes -la de San Isidoro, la del verdugo, la de San Pelayo, la del rey David y su orquesta- habrían sido aprovechadas para decorar la llamada "portada del Cordero".

Antonio Viñayo se refiere al zodíaco en los siguientes términos: "son figuras caprichosas que, sin duda, sirvieron de tabicas o metopas en el alero de la primitiva portada"

San Clemente de Roma y el culto a Mitra
Mi primer contacto con el mundo mitraico tuvo lugar al conocer la basílica de San Clemente de Roma, donde se conservan superpuestos los edificios sagrados , desde hace casi veinte siglos, han ido construyéndose en el mismo lugar y que, desde mediados del siglo ido, están siento objeto de excavación e investigación por los dominicos irlandeses administradores de aquella basílica.

Se trata de tres tipos de construcciones. En el nivel inferior, subterráneo, hay edificios de los siglos I a III; en el siguiente nivel, también subterráneo, está la basílica cristiana del siglo IV; por último, en la superficie, ras de tierra, se alza la basílica del siglo XII. El recorrido sucesivo de los tres niveles resulta un viaje impresionante a través de cierto continuum cultural lleno de sugerencias.

En el nivel más profundo de todos se encuentra un mitreo o templo mitraico, de finales del siglo II, asombrosamente conservado en tres áreas: el triclinio, lugar reservado para el banquete ritual, el vestíbulo, y una tercera sala que los expertos consideran dedicada a la preparación del iniciado.

Del culto de Mitra dicen Jean Chevalier y Alain Gheerbrant en su Dictionnaire des Symboles : "Dios de religiones de misterio, o de salvación, llamado elDios o el Sol invicto. Asimilado al dios del Tiempo infinito, se encuentra en el origen del universo de los vivos y lo dirige. Es representado bajo la forma de un héroe degollando a un toro, el primer viviente, cuya sangre derramada dará nacimiento a los vegetales y a los anima]es (...) Nació de una roca, un 25 de diciembre, día en que se celebraba, tras el solsticio de invierno, el renacimiento del Sol -Natalis Solis- (...) El culto mitraico simboliza la regeneración física y psíquica la energía de la sangre, la solar y la divina, buen ejemplo de símbolos superpuestos dentro del mismo eje. Exalta no solo la energía vital del guerrero, sino la quien es convocado a combatir todas las potencias del mal para hacer triunfar la pureza espiritual, la verdad, ­la propia entrega y la fraternidad universal de los seres vivientes."

El culto a Mitra surgió en Persia y, alrededor del IV antes de Cristo, por medio de los soldados, sus principales adeptos, se difundió por todo el imperio de Alejandro Magno. Los soldados romanos, desde Asia Menor, lo introdujeron en Roma Hacia el año 67 antes de Cristo, y el culto tuvo gran aceptación entre las legiones. Los elementos de sacrificio y redención de la historia de Mitra y sus ritos, en que el banquete comu­nitario tenía especial relevancia, la moral rigurosa y la valoración de la lealtad y de la fidelidad, que al parecer tan atractiva resultó para los soldados de los antiguos imperios, convierten esta religión en un curioso ante­cedente del cristianismo.

En el triclinio del mitreo de San Clemente de Roma se conserva una pequeña ara en que están esculpidos los fundamentales motivos simbólicos del mito: en la parte central, Mitra, con gorro frigio, sujetando por el morro al toro sagrado y apretando sobre su lomo la rodilla izquierda, hunde el cuchillo en el cuello del ani­mal, para derramar su sangre y esparcirla sobre el mundo en cumplimiento de la orden de Apolo, comu­nicada por un cuervo. A la sangre vertida del toro acu­den el perro, la serpiente y el alacrán, que tienen tam­bién especial simbología en el mito. En cada uno de los lados del ara contiguos a la superficie en que está esculpida la figura principal hay sendas figuras huma­nas, tocadas también con gorro frigio: una alza una antorcha, significando el periodo anual de alargamien­to de los días solares, y la otra inclina la antorcha hacia el suelo, significando el periodo anual del sol decre­ciente.

Es preciso señalar que sobre el culto a Mitra hay en España tan escasa bibliografía que apenas va más allá de lo que expone Mircea Eliade en su Historia de las Ideas y las Creencias Religiosas .

El mitreo de Nida
Fue al conocer el Museo de Arqueología de la ciu­dad de Frankfurt, varios años después, cuando recibí la sorpresa que, tras larga reflexión, me ha animado a inmiscuirme en los resbaladizos terrenos de la especu­lación histórica.

Por mi primera formación en León, ciudad de ori­gen romano, siento especial atracción hacia las ciuda­des y lugares donde Roma dejó su señal. En mi última visita a la Feria del Libro de Frankfurt, en el otoño de 1991, supe que el museo arqueológico de aquella ciu­dad había sido acondicionado recientemente en el edi­ficio rehabilitado de la Iglesia Carmelita, y que en él se encontraba una sección importante sobre el período romano de la ciudad, pues el primitivo solar de Frankfurt-Heddernheim estuvo constituido, precisamente, por la población romana de Nida que, fundada en tiem­pos del emperador Vespasiano, terminó su ciclo histó­rico con la invasión de los bárbaros alamanes, en la época del emperador Galieno, en el año 259 o 260.

Conforma una de las partes más interesantes del área romana de este museo la muestra de los restos del mitreo número III de la antigua Nida. Entre abundan­tes referencias a los cultos mitraicos, allí se conservan varias aras, incorporando algunas la restauración de la policromía originaria.

La actitud de Mitra se repite en todas las aras: el clásico ademán de sujetar al toro sagrado por el morro con la mano izquierda, mientras apoyando su rodilla sobre el lomo del animal, Mitra hunde en su cuerpo el cuchillo. Allí figuran el cuervo, la serpiente, el perro y el alacrán -símbolo éste del mal en el mundo- así como esos caute y cautopate, portadores respectivos de la antorcha alzada y de la antorcha abatida. Hay también otras imágenes que muestran la relación de Mitra con Apolo.

Pero lo más sorprendente es que en todos los casos, sobre la imagen principal del culto -el sacrificio del toro sagrado a manos de Mitra- aparecen, en forma de friso levemente semicircular, las doce "casas" del zodíaco. La reiterada presencia del símbolo uno y plural, entre un conjunto arqueológico donde lo mitraico tiene singular relevancia iconográfica y objetual, me hizo comprender que el zodíaco formaba parte de la imagi­nería sagrada que rodeaba al sacrificio de Mitra, lo que se corresponde muy bien con los rasgos solares y cós­micos del mito.

Al principio, solamente consideré que el zodíaco, tan abundante en el mitreo de Nida, no estaba presen­te en el ara del mitreo de San Clemente de Roma que, por otra parte, se trata de un espacio meramente arqui­tectónico, sin más objeto significativo que tal ara de piedra -un ara pequeña en comparación con las de Nida- donde las pinturas murales han desaparecido casi por completo con el paso de los siglos. Pero tras profundizar más en los fondos del museo, encontré un mapa del imperio romano donde se presentaban los puntos de dispersión del culto mitraico, y en la penín­sula ibérica -ignoro con qué base documental- se seña­laban solamente dos: los correspondientes a las actua­les ciudades de Astorga y León.

Por los secretos e inesperados caminos de la imagi­nación, la referencia a León devolvió súbitamente a mi recuerdo aquellas plaquetas cuadradas y rectangulares de la portada de San Isidoro que tanto me habían fasci­nado de niño y cuya presencia me ha ido pareciendo cada vez más misteriosa.

El zodíaco de San Isidoro de León, resto mitraico
Sobre la base de tales coincidencias, fruto de mis viajes, lecturas e intuiciones, me atrevo a suponer que las piedras del zodíaco que adornan la parte superior del Pórtico del Cordero, en San Isidoro de León, pro­vienen de un mitreo, de un lugar donde se practicó el culto de Mitra.

Con razón las califica Antonio Viñayo de "figuras caprichosas", pues resulta difícil encajarlas coherente­mente en el significado de las restantes figuras escultó­ricas de la basílica. Sin embargo, el posible "capricho" tiene sin duda un límite, pues las figuras, salvo en su disposición -inversa a la normal- responden demasiado a un esquema previo, el modelo canónico del zodíaco, símbolo íntimamente ligado a los avalares cósmicos y a las predicciones mágicas y astrológicas desde tiem­pos muy anteriores al cristianismo, que por influencia árabe comenzó a conocerse en España en el siglo XIII, a través de la obra de Alfonso X el Sabio, y cuyo con­cepto no aparece en la lengua española escrita, según el Diccionario Crítico Etimológico de Joan Corominas, hasta el siglo XVI, con la obra de Juan de Mena.

Fuese cual fuese la libertad del lallista anónimo que realizó el resto de las esculturas de la iglesia de Fer­nando y Sancha -consagrada en 1063- cuesta creer que tuviese un conocimiento tan exacto del zodíaco y sus doce casas. Por supuesto que en la escultura y talla prerrománica y románica se encuentran elementos profa­nos, pero suelen adscribirse a otro tipo de fabulación popular -vegetales, bestias reales e imaginarias, datos legendarios contemporáneos del autor- y no a una simbología tan sofisticada y característica como la del zodíaco.

Acaso tal mitreo, lugar de arraigada devoción y prestigio, sirvió de precedente sagrado para construir en el mismo sitio la iglesia que destruyó Almanzor, que reedificó Alfonso V y sobre la que Fernando y San­cha -al parecer con musitado despliegue de propagan­da-, erigirían el templo que precedió a la actual basíli­ca, de igual modo que el mitreo de San Clemente, en Roma, sirvió de basamento -quizá no solamente mate­rial- a las sucesivas iglesias cristianas. El propio Antonio Viñayo, en el libro citado, no descarta la existencia en el lugar, antes del templo que destruyó Almanzor, de "algún lugar de culto pagano".

Por razones inescrutables -¿una apropiación del prestigio sagrado, subsiguiente al desplazamiento de la antigua religión por la nueva? ¿una "asunción de los contrarios" o coincidentia opositorum familiar a cierto espíritu de la iglesia antigua?-, el zodíaco mitraico fue incorporándose a los elementos iconográficos bíblicos y cristianos del resto de la imaginería de la basílica. Así, el zodíaco de San Isidoro sería la prueba física y evidente del culto de Mitra en León.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

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4:07 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Creigu qel cultu mitraicu chegóu ata anguannu cuna "secta del toro" una sociedá supuéstamiente satánica qe entá furrulaba nel sieglu XX y qiciabes inda guei qedare dalgu...

3:49 p. m.  

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