El Bierzo

Aquí encontramos muros formados por esquistos pizarrosos de tamaño más bien pequeño, asentados con barro, a veces, enfoscados. La madera del «carballo» es la mas empleada para los forjados de las plantas, armadura de cubierta y dinteles de ventanas y puertas, aunque no es extraño ver piezas de castaño. Los encestados recubiertos de barro y hasta algunos muros de adobe también aparecen en puntos concretos del territorio como las riberas bajas de los ríos. La cubierta más común es la de losa de pizarra, aunque, en pueblos de Ancares y valles limítrofes se conservan techos de cubierta vegetal, sobre todo en pallozas, hórreos y construcciones auxiliares.

En la comarca se marca un contraste entre los valles altos, dominados por la piedra, y las zonas de ribera y de vega en las que aparecen muros con barro, adobe y tapial, como señala J. L. García Grinda:
"En contraposición con el modelo de organización más simple de la casa montañesa, aparece el mayor tamaño y desarrollo de la casa de las vegas y riberas bajas, en la que el corredor sigue siendo protagonista, aunque incorpore el corral y otra serie de dependencias auxiliares agropecuarias, teniendo especial trascendencia la bodega, acompañada a veces del lagar. El uso masivo del barro, tanto en revocos, como en constitución de muros de fábrica: adobe y tapial, es otro aspecto de contraste con las fábricas pétreas de la primera. A ellas se añade una arquitectura auxiliar que contribuye a crear su nota distintiva: el palomar, ocupando el papel simbólico que en parte de la zona montañosa tenía el hórreo".
Aún podemos encontrar casas de una sola planta en asentamientos de las zonas montañosas; por lo general tuvieron cubierta vegetal, la cual se ha sustituido por pizarra no hace muchos años, y su organización interior difiere poco de las pallozas.
En el Bierzo se conservan construcciones singulares de gran interés, las pallozas y los hórreos en la parte noroccidental, que se analizarán en lo que hemos denominado «construcciones singulares» y el palomar al que nos referiremos al tratar las «comarcas centrales», donde es un edificio emblemático.

A pesar de las renovaciones que se han producido en la mayor parte de los pueblos de la comarca aún se conserva bastante arquiectura popular. Los nuevos edificios, por lo general, no suelen destacar de las casas tradicionales, dado que se mimetizan con ellas siempre que empleen pizarra en el tejado y construyan sus muros :con piedra o los enfosquen y pinten dentro de los tonos comunes al paisaje.
Territorialidad
El valle de Ancares, al sur de la sierra del mismo nombre, destaca por conservar pallozas y hórreos en la mayor parte de sus poblaciones. El asentamiento de mayor interés es Campo del Agua, braña o pueblo de verano en el que hasta hace unos años se podía admirar el mejor conjunto de pallozas. Desgraciadamente un incendio se llevó por delante la mayor parte de ellas; en el cercano barrio de La Valiña se conserva un buen hórreo con cubierta vegetal. Balouta y Suárbol, situadas en la vertiente norte de la sierra de Atacares, conservan igualmente un buen número de pallozas y hórreos; son poblaciones que reflejan un pasado de aislamiento e incomunicación que ha permitido el mantenimiento «en uso» hasta hace pocos años de estas construcciones que tienen unas :condiciones de habitabilidad muy escasas, a pesar del interés tanto arquitectónico como antropológico que representan. Su mantenimiento hoy sólo es posible como museo o mediante subvención.
En el mismo valle las poblaciones de Tejedo y Pereda de Ancares presentan buenos conjuntos de arquitectura popular con edificios de piedra de dos plantas, algunos con escalera exterior, cubierta de pizarra, y solanas. Otra de las poblaciones, Paradaseca, conservaba un buen número de pallozas y hórreos, de los que hoy sólo tenemos escasos ejemplares en buen estado de conservación y algunas ruinas. Hay además algunas construcciones con corredores exteriores, cerrados con tablazón o tablas recortadas, con buhardillas e importantes chimeneas.

La histórica villa de Villafranca del Bierzo está considerada como la capital de la zona y en ella encontramos un buen número de edificios de arquitectura tradicional. En la calle del Agua, junto a diversas casonas y palacios, hay varias casas con los pisos escalonados en saledizo, de tradición morisca, y en el entorno de la Colegiata algunas galerías. El barrio de los Tejedores es el más popular y el que conserva un mayor número de casas tradicionales; hay corredores cerrados y abiertos, con barandales de hierro que sustituyen a la madera, en edificios de dos o tres plantas, con éstas voladas o en saledizo; lástima que esté muy renovado.
Los ríos Tremor, Boeza y Noceda descienden hasta entregar sus aguas al Sil. En la parte alta de dichos valles se conservan buenos ejemplos de arquitectura popular: casas de dos plantas, muchas con escaleras exteriores; solanas, unas abiertas y otras cerradas con tablazón; además, buhardillas para ventilación e iluminación del desván, grandes chimeneas recubiertas de losas de pizarra, bogueros para el pajar... Destacan Espina de Tremor, Rodrigatos de las Regueras, Boeza, y sobre todo San Justo de las Cabanillas y Noceda del Bierzo, los mejor conservados.
El Camino de Santiago cruza la comarca desde el alto de Foncebadón hasta el Cebrero. A lo largo del mismo algunas de las poblaciones conservan buena arquitectura popular. Acebo, el primer pueblo, responde a la tipología del Camino, una larga calle en la que destacan las solanas y al final de la cual se sitúa la iglesia parroquial. Molinaseca, en su calle Real, presenta un caserío más estructurado, con casas de hasta tres alturas, en las que siguen destacando las galerías, que abundan en ella, así como en las calles traseras; el conjunto se conserva bastante bien, equilibrado entre el caserío popular, algunas casonas y palacios. En la villa de Cacabelos hay muchas solanas, unas abiertas al frente y cerradas al lateral con encestado recubierto de barro y otras totalmente cerradas; en la Plaza Mayor, con cierto sabor castellano, se conservan soportales con pilares de piedra bastante renovados. Mas allá de Villafranca está Pereje, donde las solanas llegan a un gran desarrollo, las hay dobles, en los hastiales, y una cubre un edificio en rotonda al final de la calle Real. En Trabadelo tenemos los mismos tipos arquitectónicos, en algunos casos algo renovados; hay solanas rehundidas que tienen sobre ellas el desván a paño de fachada, las hay enrasadas y alguna casa con dos, una en cada fachada; es un conjunto muy variado y armónico que hace unos años conservaba todavía varias pallozas, hoy desaparecidas.

En el valle de Compludo, sólo Compludo y Espinoso de Compludo tienen una población estable. El primero en el fondo del valle y el segundo colgado en la ladera. Siguen las mismas casas de Valdueza algo toscas y rudimentarias, con grandes solanas apoyadas en jabalcones que, a veces, ocupan dos fachadas del edificio, escaleras exteriores, todo muy simple.
A la vera de Ponferrada se sitúan Barrios de Salas, Salas de los Barrios y Lombillo, tres poblaciones que combinan la arquitectura popular con un buen número de casonas y palacetes, dentro de un trazado de calles estrechas y rinconadas con pequeñas plazas o plazuelas. Las casas siguen siendo de dos plantas con algunas escaleras exteriores, solanas muy voladas con tornapuntas y aleros que las cubren.
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