El Reino Olvidado

Este diario es la crónica de un país olvidado, el seguimiento de su huella histórica, cultural y artística en España y en Europa.

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ex gente susarrorum

jueves, noviembre 09, 2006

El campo de Aliste y la tierra de Alba

Se hallan en Zamora, entre la sierra de la Culebra por el norte, que la separa de Sanabria y la Carballeda, la Tierra del Pan por el este y Portugal y el Sayago por el oeste y el sur. Su tamaño, reducido en comparación con las comarcas limítrofes, no impide que destaquen por la personalidad de sus costumbres y arquitectura.

La piedra es la base de construcción de estas comarcas que, aunque no son plenamente montañosas, se incluyen aquí por el contraste con las llanuras limítrofes y por sus afinidades hacia los territorios más abruptos, no sólo en cuanto al uso de la piedra, sino también en cuanto a la configuración de las construcciones, y su programa arquitectónico. La pizarra es la base principal de las cubiertas en la zona norte, donde este material es más constante; como complemento está la teja, que aparece rematando las cumbres y en la parte alta de los tejados; a medida que se desciende hacia el sur, la pizarra va dejando espacio a la teja, para quedar sólo como un hecho testimonial en el alero de los tejados.

Las construcciones encontradas no difieren mucho de lo apuntado hasta ahora como general para toda la zona montañosa norte y noroeste. Las casas más antiguas son de planta baja con un espacio destinado a vivienda y otro a cuadra, marcando una gran chimenea sobre la cocina, cuya campana ocupaba gran espacio al interior.

Las casas que se conservan son mayoritariamente de dos plantas, unas veces con acceso interior y otras exterior, patín. En ellas es característico, en la zona de Aliste, el corredor o balconada, algo más reducido de tamaño que los que ya encontramos en Sanabria, Cabrera y Bierzo, pero con las mismas características de material y formas, madera y cierre con tablazón o a lo más tablas recortadas, cerrándose totalmente en alguno de sus lados. En la parte baja se encuentran las cuadras y se guardan los aperos; la vivienda se sitúa en la planta alta. A medida que nos desplazamos hacia el sur y la tierra de Alba o los Carbajales, los corredores van desapareciendo y se sustituyen por balcones, lo que se aprecia más en las grandes poblaciones como Alcañices o Carbajales de Alba, en donde se sustentan sobre grandes ménsulas de piedra, que recuerdan bastante la arquitectura gallega.

Las grandes chimeneas, que son consecuencia de los hogares tradicionales, se conservan aunque están en desuso, sustituidos por cocinas económicas o de gas. Son en su mayor parte sencillas, hechas como las campanas de adobe y forradas de pizarra o revocadas. Su sustitución se hace, en muchos casos, por otra más sencilla y de menor tamaño que se cierra en la boca con dos o más tejas de forma piramidal.

En lo referente a los portones hay algunas variantes singulares. Un signo de referencia está en la utilización de una puerta peatonal que presenta como cierre superior, a modo de dintel, una tabla recortada con arco mixtilíneo. En la zona este aparecen jambas y dinteles de piedra enmarcando los portones con un despiece singular, que se repite sistemáticamente en muchos pueblos, y que en algunos casos presenta labra con dibujos geométricos.

Los palomares no son un elemento importante en las comarcas que estamos analizando, pero podemos encontrar algunos en la parte más al este del territorio, emparentados con los que veremos luego en el Bierzo y Cabrera, hechos de piedra, pequeños, de planta cuadrada o redonda, tejado a un agua y con el muro sobreelevado por encima para proteger la cubierta y la entrada de las palomas.

Las renovaciones del caserío no suelen ser, salvo excepciones, muy estridentes, al presentar en su mayor parte los muros enfoscados y pintados y al asemejarse los balcones con algunos de la arquitectura popular. A pesar de ello la sensación que se tiene en muchos de los pueblos es que una gran parte de ellos es vulgar, amorfa, sin la personalidad que hace años tenían; la aparición del aluminio o los muros de ladrillo visto son las mayores agresiones que se aprecian en la comarca.

Territorialidad

A la vera de la sierra de la Culebra, San Pedro de las Herrerías es una población que ha perdido mucho de su caserío tradicional por renovaciones o ruina pero conserva aún algunas construcciones interesantes y, sobre todo, un emparrado que recorre la mayor parte del pueblo y que durante el final de la primavera, verano y principio del otoño le transmite un encanto especial.

La capitalidad de Aliste es Alcañices, población bastante urbana y de acusado carácter gallego, proporcionado por los muros de piedra, muchas veces de sillería, y por los balcones con suelo de piedra sobre ménsulas y antepechos de hierro forjado. Conserva soportales, en su mayoría modernos, y algunas construcciones de tipo rural. A las afueras podemos ver un lavadero y un abrevadero de claro influjo popular.

Rabanales es una población próxima a la anterior en la que encontramos grandes portalones, con la puerta peatonal enmarcada por su parte superior por una tabla recortada con una forma mixtilínea. Hay alguna casa de planta baja dominada en su tejado por una gran chimenea, otras con el acceso por el hastial y hornos que asoman al exterior. En el entorno del pueblo podemos encontrar algunas de las cercas que marcan los campos, formadas sólo por grandes piedras clavadas en la tierra o que presentan pequeños muretes de piedras apiladas entre ellas.

La población que mejor se conserva de toda la comarca es Bercianos de Aliste, importante a nivel nacional por su procesión de Viernes Santo, en la que encontramos un interesante trazado de calles que se adaptan a una ladera. Conserva un caserío tradicional, con grandes portalones, corredores, paredes en curva y tejados en los que domina la pizarra. Alrededor del pueblo hay palomares.

Los portones más interesantes de todo el territorio se encuentran en Gallegos del Río, donde aparecen remarcados por piedras de sillería que sustentan un dintel, también de piedra, con un despiece muy singular que se repite en otros pueblos del contorno; algunas de estas piedras están labradas con dibujos geométricos y, en ocasiones, el dintel se sustenta sobre pequeñas ménsulas.

La tierra de Alba hace de transición hacia las llanuras cerealistas. En Muga de Alba encontramos algunos balcones sobre ménsulas de piedra, losas de pizarra haciendo de tejadillo sobre puertas o ventanas, grandes chimeneas y pizarra en los aleros. En Carbajales de Alba, la capital de la zona, el caserío está muy renovado, con balcones de hierro sobre losas sustentadas en ménsulas de piedra de tipo gallego, grandes chimeneas y paredes laterales recubiertas de teja como protección; los muros en ocasiones se desarrollan en curva para evitar las esquinas; algunas casas tienen un corral al interior. Aquí volvemos a ver los muros de piedra separando los campos, cada vez menos, formados por grandes piedras pizarrosas inhiestas en la tierra y pequeños muros de piedras apiladas entre ellas.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

caracter pusilanime y muy gallego

8:44 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

magnífico hospitala provincial rodríguez chamorro, en zamora......

4:27 p. m.  

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