Tierras de León

A pesar de la homogeneidad que se produce en la comarca hay que distinguir en ella algunas zonas o subcomarcas; cada zona viene a coincidir con uno de los valles. Así tenemos la zona de Almanza, que ocupa el valle del Cea; Rueda en el valle del Esla; el Condado en el valle del Porma, los valles del Curueño, el Torío y el Bernesga, y el alfoz de León.
La composición del suelo marca los materiales que encontramos en las construcciones de esta comarca: dominan el barro, adobe y tapial, sobre una base o zócalo de cantos rodados; en la parte más al norte, la cercanía de la montaña propicia el dominio de la piedra, que va dando paso poco a poco al uso del barro; en la zona más al este el entramado adquiere relevancia, estando casi siempre relleno de adobe.
La cubierta es siempre de teja, habiendo ya desaparecido totalmente los «teitos» que hasta hace unos años se encontraban en la zona norte de la comarca.

Aguas abajo, la casa agrícola va adquiriendo importancia, con su patio o corral al que se abre el corredor o solana, complementándose con las cuadras, el pajar y otras dependencias auxiliares. Al sur y en las casas de alto nivel económico el corredor aparece en forma de soportal extendiéndose a alguno de los lados contiguos. Este soportal sirve para resguardar el carro y los aperos.
El patio es el centro de la vida de la casa dado que por él se comunican todas las dependencias. El acceso se realiza por un portón, unas veces protegido por un tejaroz, otras con un tejadillo sobre el mismo y también dando paso al soportal del patio. En dicho portón suele aparece en una de las hojas una puerta peatonal; en ocasiones, esta puerta peatonal se sitúa al lado del portón dando acceso directo a la vivienda.

Los palomares aparecen en el norte de la comarca pero de forma meramente testimonial, extendiéndose su construcción a medida que nos desplazamos hacia el sur, siendo frecuentes los de planta redonda. Las bodegas, por su parte, sólo se hacen presentes en la parte meridional de la comarca, dado que las viñas no se cultivan en los territorios más al norte, formando, en ocasiones, interesantes conjuntos tanto por el número de bodegas como por el tratamiento de éstas.
Territorialidad
En la ribera del Cea, Calaveras de Abajo y Calaveras de Arriba mantienen un buen número de edificios de barro, generalmente adobe de un color bastante fuerte, frotesados con otro barro más rojizo, lo que proporciona un cromatismo muy agradable. Hay muros de entramado rellenos de adobe. El canto rodado de los zócalos adquiere a veces una buena altura; las vigas de los forjados asoman sus cabezas al exterior; se conservan hornos y pasadizos.

La villa importante de la ribera del Cea es Almanza, que tiene los soportales de su plaza totalmente renovados, lo mismo que la mayor parte de sus edificios. A medida que nos acercamos hacia Puente Almuhey empieza a aparecer la piedra en las esquinas y puertas como en Villamorisca, aunque aún quedan pueblos dominados por el barro como La Vega de Almanza, La Riba y Cebanico.
En la parte alta del Esla está el territorio de Rueda, que mantiene las mismas características. En Cubilla de Rueda se conservan aún tapias cubiertas de bardas; en Villahibiera se suele separar la puerta peatonal de la puerta carretal formando juntas una composición que ya vimos en las Riberas palentinas; en Quintanilla de Rueda y Santa Olaja de Eslonza, hay hornos exteriores y en Vidanes empiezan a verse algunas solanas en la fachada. Mención especial merece Valdealiso, que conserva un aceptable conjunto de casas en adobe bien conservadas; destacan en el lugar los encerraderos situados en los montes cercanos, uno de los cuales ha sido dibujado por J. L. García Grinda y en la actualidad ya ha sido reformado. En Villacidayo, además de algún horno exterior y chimeneas de gloria, se empiezan a ver entramados; en el interior de las grandes casas agrícolas se abren galerías sobre pies derechos. Palazuelo de Eslonza destaca por sus grandes casas agrícolas con amplio patio en el que se sitúa un pórtico corrido que llega a ocupar tres lados.

La villa de Mansilla de las Mulas, amurallada en el siglo mi, es famosa por sus mercados medievales que, en cierta manera, han llegado hasta nosotros; herencia de ellos son sus plazas porticadas: la plaza del Grano, que encadena varios espacios en los que aún se conservan soportales clásicos y modernos; la Plaza de la Leña, un espacio más rectangular y la Plaza del Pozo, la más chica de las tres; las casas son, generalmente de dos plantas, con más balcones que ventanas, buhardillas en el tejado y pies de madera con zapatas, en los soportales, algunos sustituidos por pilastras de ladrillo como refuerzo de la estructura; los edificios modernos desdicen del conjunto.

El Condado ofrece gran uniformidad. Sus casas se atienen a lo apuntado, grandes edificios agrícolas, que en casi su totalidad están reformados y encalados; ejemplo de esto son Vegas del Condado, San Cipriano y Villafruela del Condado; sólo en Villamayor del Condado hemos encontrado un buen número de casas de tapial y adobe sin remozar, con doble puerta, peatonal y carretal, y casetos de era.
En la ribera del Torío seguimos viendo solanas sobre soportal en el patio. El adobe y el tapial se asienta sobre un zócalo de canto rodado, pero aquí aparece además algo de piedra en tapias y recuadros de vanos. En Pardavé la piedra ocupa la planta baja y las esquinas del piso superior, mientras en Manzaneda ocupa sólo la planta baja o gran parte de ella, siendo el resto de adobe, con algún entramado de madera; San Feliz de Torío conserva una interesante arquitectura en la que aparecen soportales y alguna galería; en Villanueva del Árbol, estos soportales son cobertizos para el carro y los muros, de tapial, rematan en adobe.

León, capital, ha perdido la mayor parte de la arquitectura popular que había en el entorno de la iglesia de Santa Ana, de la que la pícara Justina señala que es semejante a la de su pueblo, Mansilla de las Mulas; sólo se conservan algunas construcciones sencillas en los barrios de San Lorenzo, Santa Marina y el Mercado, destacando en este último la plaza del Grano, aunque muy reformada.
De toda la comarca la zona más singular es la Sobarriba, donde los edificios son de un tamaño más reducido; siguen los patios con cobertizos sobre postes y las puertas se dividen separando la puerta carretal de la puerta peatonal. La cercanía a León ha provocado la desaparición de casi toda la arquitectura popular; se salvan solo Villafeliz de la Sobarriba y Villalboñe, que conservan un buen conjunto de edificios de tapial y adobe.
Raíz Atrás
1 Comments:
Me encantaría poder conseguir fotografías de los soportales que había hace unos años en la calle de santa Ana en Leon...
Mi abuela vivía allí y recuerdo con cariño aquellas casas... por desgracia hace unos 20 años lo mandaron todo al c....
Publicar un comentario
<< Home